domingo, 22 de agosto de 2010

Dejé de ser yo para convertirme en ellos (II)


Episodio 2

Toda mi vida ha sido siempre así y he vivido sin saber dónde vivía. No sé diferenciar lo real de lo imaginario porque simplemente no he conocido ninguna de las dos cosas. Según los médicos y todo el mundo que oigo, huelo y toco, nací siendo ciego. Será verdad, pero yo siempre contesto que puede ser que simplemente no aprendí a ver. Nadie todavía me ha podido decir cómo es el lugar donde pasamos nueve meses antes de nacer y será porque nadie lo ha podido ver. Nacemos ciegos y las primeras luces nos iluminan la mirada; según mi madre, yo nací un día muy nuboso y no aprendí a ver.  Otros asuntos que me preocupan y que la gente habla con total normalidad sobre ellos son los sueños. En cualquier sitio donde esté, ya sea el colegio, una cafetería o mi propia casa, siempre hay alguien contando el sueño que tuvo la última noche. Por poner un ejemplo: voy por un camino estrecho y pedregoso y al final me encuentro con una encrucijada. Según toda la gente, que es muy experta en estos temas, el sueño quiere decir que vas a tener que elegir entre varias opciones. A mí estas conversaciones me entretienen pero a la vez me agobian mucho pues yo no sé o simplemente no puedo soñar. Para alguien como yo que jamás ha visto nada y no conoce el mundo es imposible soñar como las demás personas. ¡Yo no puedo soñarme con un camino ni con sus malditas piedras porque simplemente  no sé qué son! Por la noche cierro los ojos y es verdad que en mi cabeza surgen ”cosas” que a veces me gustan y otras me asustan. “Pero, ¿qué son? Colores, olores, figuras, sonidos...”, me pregunta la gente. Mi respuesta es sí y no. Para ti puede ser una luna o un hombre vestido de azul, pero yo no lo puedo explicar. Al final, lo único que digo es que estoy vivo y puedo sentir; lo puedes llamar como quieras si así te sientes más tranquilo pero para mí esa sensación nunca cambiará.

     ¿Lo ve? Era lo que hace un momento intentaba decirle: hace dos horas que se le entiende lo que habla y eso es lo preocupante. ¡Mi hijo ya no es él! Parece que otras personas se han apoderado de él y hablan por su boca. Le entiendo pero estoy tan asombrada como usted. ¡Pues claro que mi hijo no es ciego! Hasta la voz que le salía no era suya. ¿Antes de que viniera usted? Pues ha sido un cantautor sin guitarra y un rey sin corona ni reino. Vamos, que mi hijo se ha vuelto loco y tiene múltiples personalidades ¿no? Puede estar seguro de que mi niño era muy feliz antes de que le pasara esto y nunca ha dado problemas. Amigos tenía poquitos, la verdad, porque prefería dar paseos solo y con su imaginación “dar vida a sus hombrecitos”, decía él mismo con una gran sonrisa. Mi hijo se hablaba con todo el mundo y los vecinos le querían muchísimo.  ¿Solo? No, que yo sepa. ¡Mírelo! ¡Se acaba de levantar y ha puesto sus brazos en jarra! ¡Dios mío, ayúdalo!

1 comentario:

  1. Muy bueno... muy intimo, y con intimo creo que sepas que te quiero decir....
    El secreto es conocerse....

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